«Serías muy estúpido si la fastidias teniendo el mayor presupuesto para investigación de la industria de los chips»: Marc Hijink, experto y autor de ‘The ASML Way’

«Serías muy estúpido si la fastidias teniendo el mayor presupuesto para investigación de la industria de los chips»: Marc Hijink, experto y autor de ‘The ASML Way’

El retrato de ASML que nos propone el periodista neerlandés Marc Hijink en el libro ‘Focus: The ASML Way’ es extremadamente minucioso. Esta compañía de Países Bajos lidera la industria de la fabricación de los equipos de fotolitografía que son necesarios para producir circuitos integrados de vanguardia. Además, a corto plazo es muy poco probable que otra empresa vaya a ser capaz de competir con ella de tú a tú. Al menos si nos ceñimos a las máquinas de ultravioleta extremo (UVE) que se emplean para fabricar los chips más avanzados.

ASML fue fundada en 1984 por Philips y la también neerlandesa ASM International (Advanced Semiconductor Materials). El propósito de esta alianza era aprovechar la dilatada experiencia de Philips en la puesta a punto de equipos ópticos y máquinas de litografía, y el conocimiento de ASM en el ámbito de los procesos de fabricación de circuitos integrados, para diseñar y fabricar equipos fotolitográficos de vanguardia. Hoy ASML ostenta un «monopolio invisible».

Marc Hijink escribe desde hace más de quince años en el diario neerlandés NRC y es un consumado experto en la industria de los chips, las guerras comerciales y las implicaciones geopolíticas del sector de la tecnología. Durante nuestra conversación con él nos ha demostrado conocer muy bien la filosofía de trabajo de ASML y las peculiaridades de esta importante compañía europea. No obstante, antes de seguir adelante es importante que tengamos en cuenta que Marc no representa a ASML. Lo que nos cuenta es el resultado de su investigación como periodista, aunque, eso sí, ha contado con la colaboración de empleados de esta empresa.

La génesis de ASML

En tu libro describes los primeros pasos de ASML como una escisión dentro del conglomerado Philips. ¿Qué rasgos de aquella visión inicial perviven hoy en la cultura de ASML y cómo han evolucionado con el tiempo?

Es una pregunta bastante amplia, pero diría que gran parte del espíritu de investigación de Philips aún vive en ASML. La base de la tecnología de litografía de ASML, por ejemplo, proviene del NatLab, la versión neerlandesa de los Bell Labs, un centro de investigación fundamental que formaba parte de Philips. Fue allí donde se hicieron grandes inventos, como el reproductor de CD o el casete compacto. También inventaron la litografía, o al menos el enfoque que ASML le dio. Este espíritu de investigación sigue muy presente en la compañía.

Además, ASML empezó prácticamente de la nada. Tenía solo unos 40 empleados y la tecnología, pero no tenía proveedores ni una estructura de empresa. Se vieron forzados a inventar su propio camino y a encontrar una solución a cada problema. Esto creó un espíritu que en neerlandés se llama «zelf-bewustzijn», que se traduciría como una profunda conciencia de sus propias capacidades, de haber trazado su propio camino. Esta mentalidad se remonta a sus inicios, cuando tuvieron que competir con gigantes como Nikon y Canon, que eran muy poderosos en aquella época.

El arte de decir no

El concepto de «enfoque» es el hilo conductor de tu libro. ¿Podrías explicar cómo ASML decide en qué proyectos debe centrarse y cómo descarta otras oportunidades aparentemente prometedoras?

Al reflexionar sobre la historia de ASML hay varios momentos en los que la empresa decidió conscientemente no hacer ciertas cosas. Es algo contraintuitivo para una compañía, ya que significa dejar pasar oportunidades porque las consideran una distracción.

Un ejemplo fue la adquisición de SVG a principios de los 2000. SVG, un competidor estadounidense, no solo fabricaba equipos de litografía, sino que también tenía otras divisiones. ASML vendió estas partes lo más rápido posible porque quería que sus ingenieros se centraran al 100% en los complejos problemas de la litografía. Las máquinas son una combinación de física, química, mecatrónica y economía, y su desarrollo es tan complejo que absorbe toda la atención de los ingenieros.

Otro ejemplo se dio cuando hubo un intento de crear máquinas de litografía para fabricar paneles LCD, que es un mercado enorme. Sin embargo, ASML se mantuvo fiel a su negocio principal: la producción masiva de chips de memoria y lógica, como DRAM y NAND.

Un tercer caso es la reciente compra de Berliner Glas, que pasó a llamarse ASML Berlin. De nuevo, ASML vendió otras partes del negocio de Berliner Glas lo antes posible. Esta mentalidad de concentrarse en su competencia principal, que es diseñar las máquinas, es lo que les permite ser ágiles. A pesar de que el 80% de los ingresos de una máquina proviene de los proveedores, ASML elige mantenerse ágil y con un equipo reducido para evitar distracciones.

En sus primeros años ASML estuvo cerca de la quiebra. ¿Qué decisiones estratégicas o alianzas clave evitaron su colapso y afianzaron las bases de su futuro éxito?

Te daré dos ejemplos de momentos en los que ASML estuvo al borde del abismo. En los primeros días no tenía clientes. Había desarrollado una máquina que nadie quería. Fue gracias a un golpe de suerte, que también describo en el libro, que TSMC compró 25 o 27 de sus máquinas. Era un pedido importantísimo que, además, se duplicó cuando un incendio en una de las fábricas de TSMC hizo que la compañía de seguros cubriera la compra de nuevas máquinas. Esto fue una ayuda providencial.

«En los primeros días ASML no tenía clientes. Había desarrollado una máquina que nadie quería»

Philips, su empresa matriz, también los salvó en un momento de crisis. Durante una recesión en la industria de los chips, ASML tenía una nueva tecnología inventada por Martin van den Brink, el protagonista de esta historia, pero no tenía el dinero necesario para construir la máquina. Philips se sintió obligada a ayudar y les concedió un préstamo de 40 millones de euros, una suma muy importante en aquella época, que les permitió seguir adelante.

Además, el papel de Europa fue crucial. Bruselas y el Gobierno neerlandés proporcionaron una gran cantidad de fondos para nuevos proyectos de investigación. En los inicios de la compañía la mitad de su presupuesto de investigación (que hoy es de 4.000 millones de euros al año) provenía de estos fondos gubernamentales. A diferencia de muchas compañías tecnológicas en EEUU que se financiaron con capital privado, ASML se sostuvo gracias a Philips, ASM International y los Gobiernos.

La inversión en I+D como estrategia de supervivencia

La innovación tecnológica es el corazón del negocio de ASML. ¿Podrías describir el papel que la inversión continua en I+D y la adopción de tecnologías disruptivas han jugado en mantener a ASML a la vanguardia de la industria de los semiconductores?

ASML ha mantenido su posición de liderazgo gracias a sus invenciones. Hablamos, por supuesto, de la litografía de ultravioleta extremo (UVE), el tema principal del libro, pero también de la litografía por inmersión, que utiliza agua para crear detalles más finos en los chips. Desde el principio la empresa destacó en la alineación, colocando las capas con una precisión milimétrica para reducir errores en el chip.

«Una vez que superaron el 60% de cuota de mercado se hicieron con la mayor parte del presupuesto de I+D de la industria»

No obstante, la clave estratégica fue darse cuenta de que podían acelerar la innovación si mantenían su inversión en I+D, incluso durante las recesiones. Mientras muchos de sus competidores recortaban presupuestos cuando los ingresos bajaban, ASML hacía lo contrario. Sabían que, durante una recesión en la industria de los chips, que es cíclica, había que estar listos con nueva tecnología para cuando el ritmo de producción se recuperara. Esta estrategia les permitió ganar cuota de mercado en litografía, la herramienta principal en cualquier fábrica de chips.

Una vez que superaron el 60% de cuota de mercado se hicieron con la mayor parte del presupuesto de I+D de la industria, lo que les permitió innovar a un ritmo aún más rápido. Una persona que entrevisté para el libro me dijo: «Serías muy estúpido si la fastidias teniendo el mayor presupuesto para investigación de la industria de los chips». Y creo que ASML entendió eso a la perfección.

Su enfoque es también ser ágiles y depender de una gran red de proveedores, como Zeiss, VDL o Prodrive. Estos socios no solo fabrican componentes, sino que también contribuyen con sus propias invenciones y propiedad intelectual. Un periodista estadounidense hizo una comparación que me gustó mucho. Dijo que construir las máquinas de ASML es como construir una catedral, un esfuerzo monumental que requiere la contribución de muchos participantes a lo largo de décadas.

El desarrollo de la litografía UVE fue un esfuerzo monumental. ¿Podrías explicar algunas de las mayores dificultades técnicas y estratégicas que ASML tuvo que superar y cómo la perseverancia y la visión a largo plazo fueron cruciales para su éxito?

Una de las ideas clave que tuvo ASML fue que no podía desarrollar la tecnología UVE sola; necesitaba el apoyo de sus clientes. Cuando se dio cuenta de lo difícil y largo que sería el proceso se asoció con sus clientes más importantes: Intel, TSMC y Samsung. Ellos invirtieron en ASML como una señal de confianza en la tecnología UVE, y esto le dio el presupuesto extra de I+D que necesitaba para que el proyecto funcionara.

El desafío técnico es enorme: tienes que conseguir que una fuente de luz golpee una gota de estaño de 30 micras unas 50.000 veces por segundo. Y, además, mantener esa operación de forma económicamente viable en una fábrica que funciona las 24 horas del día.

«El desafío técnico es enorme: tienes que conseguir que una fuente de luz golpee una gota de estaño de 30 micras unas 50.000 veces por segundo»

La perseverancia fue crucial no solo por parte de ASML, sino de toda la industria. Existe un lazo de confianza en la industria de semiconductores donde las relaciones a largo plazo son la norma. Los líderes de las empresas se conocen desde hace décadas. La promesa era: «Puede que la máquina no funcione a la primera, pero la haremos funcionar a la segunda, a la tercera o a la centésima». Si no funcionaba ASML se comprometía a compensarlos con otra tecnología.

Esta relación de confianza con sus clientes, especialmente con los asiáticos y con Intel, fue fundamental. La colaboración con TSMC, en particular, fue muy acertada porque comparten una cultura de perseverancia.

La gestión de la cadena de suministro es muy compleja

En tu libro subrayas la complejidad que tiene la cadena de suministro de ASML con cientos de miles de componentes diferentes procedentes de 800 proveedores. ¿Cómo lidia ASML con la necesidad de mantener la calidad, la flexibilidad y la rapidez del suministro?

En cierto modo es un compromiso. ASML dedica mucho tiempo a la logística y a asegurar que sus proveedores de primer, segundo y tercer nivel cumplan con sus responsabilidades. Pero al final el esfuerzo vale la pena porque la estrecha cooperación con sus proveedores es un factor diferencial.

Esta relación es diferente a la de otras industrias. En la automotriz, por ejemplo, no se ve a menudo, pero en ASML hay proveedores que son fuente única, es decir, solo ellos pueden fabricar ciertas partes de la máquina, como el sistema óptico. El mejor símil es la industria de la aviación: una empresa diseña el avión, pero subcontrata los motores, los asientos y las alas. ASML hace lo mismo con sus equipos de litografía.

Esta relación tan estrecha no solo garantiza la calidad, sino que también permite a los proveedores contribuir con sus propias invenciones, resolviendo problemas y añadiendo propiedad intelectual a la máquina. Utilizando otra analogía, ASML es como un procesador en paralelo, con muchos procesos que ocurren al mismo tiempo. Al tener tantos núcleos de procesador —cada uno de sus proveedores— haciendo su trabajo se genera una enorme potencia de ingeniería, algo indispensable para una tecnología tan compleja.

La geopolítica y las tensiones comerciales actuales tienen un impacto muy significativo en la industria de los semiconductores. ¿Cómo ha lidiado ASML con estos desafíos y cómo visualiza su futuro en un panorama global cada vez más complejo?

ASML no estaba, y en esencia todavía no está, interesada en la política. Es una empresa volcada en la ingeniería y la eficiencia, y la política suele ser una distracción, a menos que se trate de permisos o de conseguir subvenciones para la investigación.

«ASML nació en los años 80 y su primer gran éxito coincidió con la caída del muro de Berlín»

Los controles de exportación fueron una sorpresa para ASML. La empresa nació en los años 80, y su primer gran éxito coincidió con la caída del muro de Berlín. ASML creció en un mundo en el que solo importaba la lógica económica y la globalización. Era natural que la industria se concentrara en Asia —Taiwán, Corea del Sur, Japón—, ya que geográficamente esa región tenía la combinación de la cultura, la disciplina y las habilidades necesarias para gestionar las fábricas de chips.

Primero ASML se enfocó en el mercado estadounidense, pero luego se dio cuenta de que la industria se estaba moviendo hacia Asia, y después hacia China. Es ahí cuando surgieron los problemas. La tecnología UVE estaba lista justo cuando la industria china crecía. ASML, de forma bastante ingenua, pensó que vender la UVE a China sería como vendérsela a cualquier otro cliente.

Pero el orden mundial ha cambiado. EEUU se ha vuelto muy restrictivo con la tecnología que permite que fluya hacia China para evitar que gane ventaja. La UVE era la herramienta más práctica para frenar el desarrollo de la industria china. Esto tomó por sorpresa al liderazgo de ASML, pero se dieron cuenta de que tenían que negociar y explicar al resto del mundo la importancia de la industria de los chips para nuestra vida diaria.

ASML entendió que su rol en el ecosistema era crucial para que la producción de coches no se detuviera, o para que tu microondas o tu nevera siguieran funcionando. La empresa tuvo que salir y explicar su papel en la cadena de suministro. Lograron hacerlo, pero son conscientes de que no pueden cambiar la política. No son un actor político; son una empresa que busca la mayor libertad posible para operar.

Con el nuevo director general hay un reconocimiento de que tienen que adaptarse a la situación. No pueden exportar estas máquinas a China, pero como son el único fabricante de tecnología UVE en el mundo saben que los chips se fabricarán en otro lugar y que podrán vender sus máquinas de todos modos. Es una forma de pensar muy práctica, quizá típica de los neerlandeses.

¿Cómo están afectando las restricciones a las exportaciones de las máquinas de litografía UVE y UVP a China a la estrategia de ASML? ¿Ves viable un desacoplamiento tecnológico entre Occidente y China en el ámbito de los equipos de litografía?

Creo que la gran frustración que siente ASML es que al restringir la venta de sus máquinas, no solo las UVE, sino también las de inmersión, se abre una oportunidad para que un competidor chino entre en el mercado. Esto podría crear un rival muy poderoso.

«China tiene la ventaja de que no tiene que probar qué tecnologías como la UVE son posibles porque ASML ya lo ha hecho»

ASML teme perder el mercado de la gama baja, ya que quiere mantener su presencia no solo en chips avanzados, sino también en los maduros. Para mejorar la litografía es fundamental aprender en ciclos de producción, ajustar los sistemas y familiarizarse con los clientes para aumentar el rendimiento de las máquinas. Y eso se logra subiendo los escalones uno a uno, empezando por la tecnología más antigua.

Si se restringe por completo la entrada de ASML en China se obliga a los chinos a usar su propia tecnología, lo que a la larga impulsa su innovación. Vemos lo mismo en el ámbito de la inteligencia artificial (IA) o con Huawei, que crea chips incluso con sus limitadas opciones de litografía.

Construir una máquina de litografía es un reto enorme, pero las leyes de la física son las mismas en Pekín y en Europa. China tiene la ventaja de que no tiene que probar qué tecnologías como la UVE son posibles porque ASML ya lo ha hecho. Pero no es algo que se pueda simplemente copiar.

¿Podría una tecnología radicalmente distinta a la litografía, como el autoensamblaje molecular, desafiar el modelo de negocio de ASML? ¿Cómo se preparan para ello?

En la actualización de la versión en inglés de mi libro hablo del láser de electrones libres, que es otra forma de crear ondas de longitud ultravioleta extrema. Es una tecnología muy incipiente que ASML ya ha investigado. A pesar de todo siguen convencidos de que su método de plasma producido por láser es el camino a seguir.

«Las fuerzas G que se experimentan en el interior de la máquina son comparables a las de un motor de reacción»

El láser de electrones libres podría ser una opción, ya que genera mucha energía, pero no es muy granular. Si logras que funcione crearías energía para 10 o 20 máquinas de litografía, pero si el sistema se detiene tendrían que parar varias líneas de producción, lo que no es eficiente. Además, la fuente de luz es demasiado grande para las fábricas actuales; necesitaría su propio edificio.

Es un salto muy grande. ASML lo investigó hace diez años, pero consideraron que su propia solución UVE es mejor. Sin embargo, si los clientes lo pidieran estoy seguro de que se adaptarían.

Pero la fuente de luz es solo una parte. La máquina en su conjunto tiene muchísimas piezas móviles. La óptica es una locura, y el software necesario para controlar todas estas partes y ajustarlas nanómetro a nanómetro es vital. Las fuerzas G que se experimentan en el interior de la máquina son comparables a las de un motor de reacción. Se necesita mucho esfuerzo para hacer que todo funcione de forma sincronizada y que pueda imprimir en un disco que se mueve a gran velocidad. Aunque la fuente de luz fue el mayor cuello de botella para la UVE, no es el único.

Las próximas disrupciones tecnológicas

Mirando hacia el futuro ¿cuáles consideras que son las próximas grandes disrupciones tecnológicas en la industria de los semiconductores y cómo se está preparando ASML para abordarlas?

Creo que la mayor disrupción estará en el consumo de energía. Actualmente se hace mucho énfasis en los chips de IA, en cuántos transistores se pueden colocar en la misma superficie y en cuán rápido se pueden producir. La demanda de estos chips es enorme y la atención política se centra en quién tiene acceso a ellos.

Sin embargo, creo que la discusión sobre quién tiene la mejor IA del mundo se centrará en el futuro en la energía y el acceso al agua, no solo en la capacidad de cálculo. Las granjas de servidores de IA necesitan cantidades masivas de energía y agua, y ambos recursos escasearán.

Por eso será cada vez más importante crear chips aún más eficientes, y eso es lo que impulsa a ASML a crear estructuras más finas y semiconductores más complejos. El objetivo es la eficiencia energética. Ojalá la IA nos ayude a resolver otros problemas, como hacer que nuestras redes energéticas sean más inteligentes, lo que nos permitiría depender menos de los combustibles fósiles.

Imágenes | Bob Bronshoff | ASML

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La noticia

«Serías muy estúpido si la fastidias teniendo el mayor presupuesto para investigación de la industria de los chips»: Marc Hijink, experto y autor de ‘The ASML Way’

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Juan Carlos López

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